Laura Dean termina conmigo
Sinopsis: Freddie (Frederica, nombrada así por un pariente) Riley es una adolescente de 16 años, cuya novia es la chica más popular de la preparatoria: Laura Dean. El problema es que en más de una ocasión, ella ha terminado la relación, sin una explicación verdadera para ello, lo que lleva a Freddie a cuestionar la naturaleza del amor y sus sacrificios.
Existen obras que destacan a su propio entorno y limitaciones, perlas en medio de miles de publicaciones mensuales que, gracias al boca a boca, son destacadas por sobre el resto, ya sea por la temática que desarrollan, el trabajo conjunto entre guionista y dibujante, o por una serie de factores exógenos, como los tiempos que se viven. En la actualidad, el mercado va buscando cada vez mayor cabida a una serie de productos dedicados a capara al público moderno, nuevos lectores que mantengan funcionando el mundo de la narrativa gráfica en general, en clave de obras simples y a la vez de una profundidad exquisita. Bajo esa perspectiva tenemos líneas que se abren en el comics mainstream. Somos testigos en esta obra del camino que, desde 1978 y gracias a Will Eisner, el comic de autor en la industria norteamericana, va tomando forma y fondo, encontrándonos con la presentación de un formato, novela gráfica, que pudo entrar en las librerías mas tradicionales. Este acto de ampliar el mercado, cambió el rumbo de los comics, haciendo que otro tipo de consumidor apreciara el arte que, en otros países y continentes, era arte de la educación natural. Y gracias a ello, podemos apreciar obras tan interesantes como "Ghost World" de Daniel Clowes, "From Hell" de Alan Moore, "Blanquet" de Craig Thompson, "Arrugas" de Paco Roca, o más cercano a nuestro tiempos "Lo que más me gustan son los monstruos" de Emil Ferris y esta, "Laura Dean termina conmigo", de Mariko Tamaki, que nos ocupa ahora mismo.
En una época donde la vida parece eterna, mientras crecemos en nuestras necesidades e inseguridades, nos encontramos con esta carta de devoción al crecimiento humano, envuelta en una novela de 200 páginas, bellamente dibujada, íntimamente desarrollada y enfrascada en la adolescencia y sus inseguridades. Damos los primeros pasos, hacemos de nuestro mundo interior el centro del universo y son nuestros problemas la base fundamental de un crecimiento humano social, de nuestras propias experiencias pasadas por el cedazo de la historia, nuestra historia. Cada línea, cada sentimiento es importante, y el reflejo de dichos años se ve en esta obra juvenil con tintes de madurez temprana, pues la protagonista va creciendo en torno a su historia y la de sus amigos. Freddie es la voz del relato, es quien nos menciona lo vivido y medita en sus inseguridades, mientras ve pasar el primer año del resto de su vida, pensando por momentos en el amor como lo único que importa, dejando de lado momentos mas importantes y, finalmente, cuestionando su propia personalidad. Todo ello, refleja la naturaleza de la autora literaria, Mariko Tamaki, quien nos deja en cada una de sus palabras un punto de reflexión y crecimiento.
Por parte de la obra gráfica, nos encontramos con Rosemary Valero-Connell, autora novel cuya carrera profesional comenzó en 2015, trabajando para DC Comics y Boom!! Studios en obras como "Steven Universe: Too Cool for the School", "Gotham Academy/Lumberjanes" (ambos trabajos en español) y "What is left". Su trabajo se desarrolla de forma magistral, simple, hermoso y por momentos sobrecogedor. Hay paginas cuyo ritmo es típico del cine independiente norteamericano, con tintes de las historias adolescentes de John Hughes, haciendo que los personajes sean identificables y muy queribles. Hay oficio en cada una de las viñetas, y si estamos ya hablando de una ganadora del Eisner por lápiz y tinta, al mismo tiempo que la obra gana como mejor obra adolescente.
Finalmente, existen perlas en medio del inmenso mercado de historietas, obras que deben ser parte de la lectura habitual y conocimiento de todos. "Laura Dean termina conmigo" es, por méritos propios, una obra necesaria. Todos tuvimos, ciertamente, un de esos amores "por siempre".
Vicente Pascual Moscoso
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